TÉCNICAS: Pintura y dibujo
AÑOS: 2008, 2009, 2010
La serie TIERRA, AGUA, AIRE realizada entre 2008 y 2010, es un homenaje a mi madre, muerta el 5 de octubre de 2008. Un centenar de obras componen la serie, piezas que supusieron mi proceso de duelo realizado a través de la pintura.
“El vientre de la tierra”, pintada en homenaje a su madre desaparecida recientemente, prolonga con gravedad el deseo de memoria y de signos de amor. En esta serie la intención se hace más sombría, la tinta imita las lágrimas, la tierra pesa y el espacio espera la luz, el árbol -aislado o en grupo ordenado- afirma la permanencia de lo que vive. Aquí, como en la serie de paisajes, el dibujo no es discursivo, abandona la grafía y se afirma como pintura. El gesto está vivo, libre o ebrio, se siente una urgencia, una impaciencia por retener el tiempo y amasar la tierra madre, aquella en la que todo se origina.
Así, el artista reinterpreta incansablemente de obra en obra la escena originaria, queriendo retener la estimación de lo que huye.»
MAURICE MAILLARD, pintor y grabador, 2009
Fragmento del texto escrito para el catálogo de la exposición CAHIER DE NATURE, Maison des Arts, EVREUX
«…Otras veces la pintura regurgita de mí como un vómito. El origen es la pena, la tristeza, el dolor producido por la pérdida o el miedo a ella, no sé cuál será el resultado final, ni me importa, sólo sé que surge de una necesidad interior. Aunque puede que resulte catártico -y quizás lo sea en ciertos momentos- la serie evoluciona de la misma manera: una pieza conduce a la otra. Repetición con variaciones. Pequeños cambios emocionales que coinciden con pequeñas modificaciones en la obra y viceversa, hasta que de nuevo, la serie se agota por sí misma. Poco después comprendí que ésta es precisamente la base del arteterapia: la creación como proceso de transformación, y observé cómo el trabajo que realicé entre 2008 y 2010 debido a la muerte de mi madre había sido, posiblemente, un proceso arteterapéutico: una pequeña transformación en la obra significaba un pequeño cambio anímico. Me sorprendieron mis trabajos: tierra, agua, peces y cielo, por este orden. Sin decidir de antemano lo que iba a pintar, las obras fluyeron de mí como el paso del tiempo. Y poco a poco, de la soledad negra de la noche, apuntó tímidamente una pequeña franja de luz entre cielo y tierra: Ahora, amanece».
MARINA BERDALET ANDRÉS